El argán es un árbol de zona árida y su crecimiento natural podría catalogarse como de lento. Así, para alcanzar un porte de entre 1,5 y 2 metros, si no se le regara artificialmente y dependiera tan solo de la lluvia, dependiendo de la pluviometría de la zona, necesitaría entre 5 y 8 años para alcanzar dicho porte.
Obviamente, con riegos adecuados, la altura indicada puede lograrse en un tiempo de, aproximadamente, la mitad del periodo indicado.
Tenemos experiencias de ejemplares que, con poco más de un metro (es decir, 4 o 5 años con riego artificial), han dado los primeros frutos. Y a partir de tales primeros frutos, la progresión en la abundancia es, año a año, muy alta.
El problema está en que el riego artificial excesivo puede redundar en falta de consistencia en la madera del árbol, de modo que incluso puede producirse que los jóvenes troncos se doblen y también que se rompan. Es una delicada cuestión de equilibrio el acertar con la cantidad de agua artificialmente aportada que permita un desarrollo más rápido y, por tanto, un adelanto en la obtención de los frutos.
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